viernes, 2 de mayo de 2008

La familia De Torres en el Dos de Mayo


Boix y Viscompta, E., Gómez de Navia, J. (1790). Vista de la Iglesia del Buen Suceso [estampa]. Madrid: Museo de Historia de Madrid.


En esta Iglesia del Buen Suceso, los hermanos De Torres defendieron heroicamente a los allí refugiados.


Antes de narrar estos notables e inéditos sucesos, creemos necesario referir, aunque sea brevemente, el origen de los protagonistas de nuestra historia. Estas dos familias eran descendientes directas de don Manuel de Torres y López de la Cabeza, cuyo linaje, de raigambre antigua en Santa Cruz de la Zarza, se remontaba por lo menos hasta mediados del siglo XVI[1]

Sabemos que alrededor del año 1756, tenía concertado el matrimonio de sus tres hijos mayores (Manuel Fabián, Teresa y Juan), con otras dos familias de tradición: los Martínez-Hidalgo y los López de la Cabeza, estirpe esta última, a la que él también pertenecía. 

Fruto del matrimonio de su primogénito, Manuel Fabián, con doña María Antonia Martínez-Hidalgo, celebrado el 7 de febrero de 1756 en la Parroquia de San Miguel, nacieron: Josefa, María y Manuel. Cuando tuvo Josefa[2] edad suficiente, fue enviada por sus padres a Madrid, donde residía un tío suyo, el Fiscal Ordóñez del Consejo de Estado. En la Villa y Corte estableció definitivamente su domicilio, contrayendo matrimonio el día 2 de septiembre de 1781, en la Iglesia de San Andrés, con el insigne calígrafo don Torcuato Torio de la Riva y Herrero. Esta unión tuvo cuatro hijos: Marceliano (sic), Catalina, María Camila y Antonio, este último llegaría a ser Oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia, logrando en el año 1829, el nombramiento de Caballero Supernumerario de la Real y distinguida Orden de Carlos III. Desde 1796 tenían su residencia en el número once de la calle de la Madera Baja, cerca de la Parroquia de San Martín. 

El segundo hijo varón de don Manuel: Juan de Torres y Martínez de Ocaña, que había contraído matrimonio con su prima Vicenta López de la Cabeza, también se instaló en Madrid, lugar donde ya residía desde antes del año 1770. Lo hizo en las cercanías de la popular Plaza de la Cebada, no muy lejos por entonces del domicilio de soltera de su sobrina, la ya mencionada Josefa de Torres. Al enviudar, contrajo segundas nupcias el 24 de agosto de 1786, con María de Uceta y Martín de Eugenio, natural de Navahermosa (Toledo), con la que tuvo tres hijos varones: Vicente, Antonio y Jerónimo. Falleció Juan de Torres, el día 27 de marzo de 1795, siendo inhumado en el cementerio de San Millán. 

Su segundo hijo y activo protagonista de nuestro relato, Antonio de Torres y Uceta, nació en el domicilio paterno del número diez de la madrileña calle del Peñón, (actualmente de Carlos Arniches) y fue bautizado en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor el día 22 de septiembre de 1790. 


EL DOS DE MAYO

Así transcurría la existencia cotidiana de estas dos familias, hasta que en el año 1808, los acontecimientos dieron un giro radical a sus vidas. A finales de marzo de dicho año, los sucesos parecían precipitarse, la tensión en Madrid crecía sin cesar, a diario se producían enfrentamientos entre vecinos de la capital y soldados franceses. Todo ello era consecuencia de una fatídica concurrencia de factores: 

1. Los sucesos del Motín de Aranjuez, que provocaron la caída de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entronización de Fernando VII.
2. El creciente recelo con el que la población veía la llegada constante de tropas francesas.
3. La partida de la familia real para reunirse con un ambicioso y astuto Napoleón, provocando con ello un vacío de poder, que la Junta Central Suprema no supo, ni pudo suplir. 

Uno de los incidentes más graves tuvo lugar el día veintisiete de marzo en la Plaza de la Cebada, a pocas manzanas del domicilio de los De Torres y que en palabras del Conde de Toreno provocaron «una gran conmoción en la que hubiera podido derramarse mucha sangre». 

En las primeras horas de la mañana del día dos, se produjo el tan temido y fatal desenlace. Al difundirse el rumor, entre el numeroso concurso de hombres y mujeres que allí estaban congregados, de que dos coches que había en la plazuela de Palacio estaban destinados al viaje de los infantes don Antonio y don Francisco de Paula, últimos representantes de la familia real, se exaltaron los ánimos y, cuando al oír de boca de los criados de palacio, que el niño don Francisco de Paula lloraba y no se quería ir, al grito de: «¡Qué nos lo llevan!», se desató la ira popular, siendo embestido el ayudante de Murat, el General Lagrange, que tuvo que buscar refugio en el interior de Palacio. 

Las tropas francesas que acudieron en ayuda del edecán, sin previo aviso y en vez de contener el alboroto en su origen, hicieron una descarga sobre los indefensos corrillos, causando muertos y heridos y una general dispersión. 

La noticia de lo sucedido corrió como la pólvora por todo Madrid, sublevando a la población entera. Alertadas también del levantamiento, las tropas francesas instaladas a las afueras, recibieron la orden de marchar contra la capital. A partir de ese momento el curso de los acontecimientos fue imparable. 

Una gran muchedumbre comenzó a dirigirse en busca de armas hacia el Parque de Artillería de Monteleón. Del mismo modo, se formaron más partidas de vecinos en otros cuarteles de Madrid. Se combatía prácticamente en toda la Villa. Así lo contaba Antonio de Torres a su nieto Juan José, muchos años después de estos sucesos. Rememoraba, que esa mañana de lunes, él y dos de sus hermanos (Vicente, tres años mayor que él, y una hermanita, quizá del posterior enlace de su madre con D. Francisco de León) al pasar por una travesía de las que rodean la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, vieron a una frenética muchedumbre, que procedente de la Plaza de la Villa, casi les arrolló, empujándoles en dirección a la Plaza Mayor. 

Hacía allí acudía esta multitud, para socorrer a los pocos vecinos que intentaban detener los avances de los granaderos franceses que subiendo por la calle de Toledo, pretendían reunirse con el resto de tropas que convergían hacia la Puerta del Sol. Tratando de soslayar estas acometidas e ignorantes de lo que se preparaba en el centro de la capital, se apresuraron como buenamente pudieron en dirección a Sol. 

Pero, cual no sería su sorpresa, cuando llegando a la plaza, advirtieron que también allí se combatía. Considerando que les seguía acompañando su hermanita, una niña de corta edad, se detuvo Antonio unos segundos, recogiendo el sable de un francés que había caído en la refriega y echaron a correr en dirección al edificio que más seguridad parecía proporcionarles, la Iglesia del Buen Suceso, la cual, situada en uno de los extremos de la Plaza, en la confluencia de la Calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo, parecía un buen refugio. 

Una vez alcanzaron el interior del Templo, Antonio, al que secundaba su hermano, sujetó a la niña con su faja en el sitio más inaccesible que pudo encontrar y sable en mano, se dispuso a defender, con coraje, el paso a este lugar (que según él señalaba, estaba en lo alto del acceso a una escalera). Siempre refirió, que se sabía que la iglesia había sido valerosamente defendida, entre otros, por «los De Torres» y que en compañía de los paisanos allí refugiados, combatieron duramente con los franceses. Cuando los soldados dejaron el lugar, Antonio y su hermano, que estaban entre los supervivientes, regresaron a por la pequeña y escaparon de allí. 

Más tarde, apagados los ecos de la sublevación fue buscado por los franceses, pues se le había sido visto en posesión de un sable, lo que le hacía reo de sedición según el bando que hizo público Murat. Antonio no tuvo más alternativa que aquella triste noche, abandonar clandestinamente Madrid y el hogar de sus padres. Ante el cariz que habían tomando los acontecimientos y temiendo por la seguridad de su familia, su prima Dª. Josefa de Torres y su esposo don Torcuato Torio de la Riva, también decidieron abandonar la Villa y Corte hasta que la situación política se estabilizara. Pero eso quizás, era pedir demasiado, pues de regreso a la capital después de la victoria de las armas españolas en Bailén, tuvieron que volverla a abandonar cuando los franceses retornaron conducidos por Napoleón. 

Sabemos por un testamento otorgado en Madrid en 1811, que su hijo mayor, Marceliano, estaba, desde hacía al menos dos años, en paradero desconocido, al igual que su joven pariente Antonio. 

Antonio de Torres, ya solo, terminó arraigándose a partir de 1812 en Villena (Alicante), como queda atestiguado en el «Padrón General para Vecinos Forasteros» recogido en el año 1825. En este documento, manifestaba su residencia en esta población, desde al menos trece años, que era natural de Madrid, y tenía su domicilio permanente en el nº 11 de la Plaza de Sta. María. 

Alrededor de 1815, contrajo matrimonio con la villenense Isabel Gadea Rubio y, al bautizar a cada uno de sus siete hijos en la Parroquial de Santa María de dicha Villa, siempre dejo constancia de su nacimiento en la Villa y Corte, así como, el origen santacrucero de su linaje, lo que transmitió a sus descendientes junto con las vivencias de esta celebre jornada del Dos de Mayo.

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[1]Ya constaban antepasados suyos en un documento fechado en el día veintiocho de diciembre de 1574, (el cual, actualmente se encuentra en el Archivo Gral. de Simancas), en él y por mandato del juez de Su Majestad don Garci Páez de Sotomayor, se intentó reorganizar en Santa Cruz de la Zarza, el registro de las tierras de realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal.
[2] Santa Cruz de la Zarza, 7 de enero de 1757.


El crucifijo «El Dos de Mayo», una reliquia familiar

El crucifijo «El Dos de Mayo», una reliquia familiar

La reliquia familiar conocida como «El Dos de Mayo» se trata de una obra de orfebrería, propiedad de la familia De Torres, descendientes de los protagonistas del relato y héroes del Dos de Mayo.

La reliquia representa una cruz de plata de 47 x 23 cm, de estilo manierista, situada en el siglo XVII, y que fue restaurada por última vez a mediados de la década de 1970.

Presenta la estructura típica de las cruces de la época: una cruz de dimensiones reducidas para ser colocada sobre el altar. La cruz, latina, tiene en sus calles molduradas y termina en unos ensanchamientos a modo de cartelas, con tres pequeños pomos de remate. El Cristo y la cartela de INRI son de bronce dorados. 

Dicha cruz está colocada sobre un pequeño fuste a modo de jarro o balustre, estructura típicamente renacentista, cuyo perímetro está cuajado de adornos. El pie es redondo, moldurado y decorado con puttis, en él se puede leer un grabado que dice:

«En la mañana del día 2 de mayo de 1.808 tres hermanos Torres, dos varones y una niña, participaron en los luctuosos y heroicos sucesos que tuvieron lugar en la villa de Madrid. Defendieron una iglesia y uno de ellos quitándose la faja colgó a la pequeña de una de las bóvedas para preservarla de la refriega. In Memoriam». 

Fue restaurado sobre 1975 por el orfebre valenciano D. Antonio Piró. Este prestigioso taller es conocido por haber elaborado el relicario de los Mártires Valencianos (Catedral de Valencia) y las reproducciones de los cálices, tanto de Calixto III como de la Santa Cena, entregados a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, así como las restauraciones de orfebrería de las exposiciones de «La luz de las imágenes». 

El taller de los Hnos. Piró expertizó la reliquia familiar, confirmando la antigüedad que tradicionalmente se le atribuía. Con motivo de la celebración del Bicentenario del Dos de Mayo, el crucifijo fue cedido por la familia para diversas exposiciones oficiales, al tiempo que todo tipo de medios se hicieron eco de la tradición que ayudó a transmitir.

Acta de la solemne reunión de la familia De Torres, en el bicentenario de la gesta de sus antepasados



Basílica Pontificia de San Miguel (Madrid). Templo de la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en España.


Extracto del acta de la reunión efectuada por miembros de la familia De Torres, conmemorativa de la participación de sus antepasados en los heroicos sucesos protagonizados por el pueblo de Madrid el dos de mayo de 1808



Madrid, siendo las 20 horas del día dos de mayo de dos mil ocho, fecha en la que se conmemora el Bicentenario del heroico levantamiento del pueblo de esta villa en pro de su libertad, se reúnen en la sacristía de la Basílica Pontificia de San Miguel, templo de la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en España, los miembros de la familia De Torres que seguidamente se relacionan:

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todos ellos descendientes de D. Antonio de Torres y de Uceta, del mismo modo que también lo es D. Juan José de Torres Maestre, de 95 años, memoria viva del devenir histórico de esta familia, que por su avanzada edad no ha podido trasladarse a este acto pero del que se hace explícito y emocionado recuerdo. 

Tras rezar unas preces D. Juan de Torres precisa que:

«Todos los aquí reunidos son miembros de la familia De Torres procedentes de las provincias de Alicante y de Valencia. Como es de todos conocido la convocatoria se efectúa en este templo al haber sido donde D. Juan de Torres y Dª María de Uceta y Martín de Eugenio contrajeron matrimonio y bautizaron posteriormente a sus hijos, a quienes en nuestra familia se tiene por héroes del Dos de Mayo. Se desea dejar expresa constancia del afecto manifestado recientemente por SS.MM. los Reyes de España, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, la Fundación Dos de Mayo, a través de la persona de D. Enrique Ossorio Crespo, y demás autoridades, que con motivo de la fecha que hoy se conmemora han dado todo tipo de facilidades para que podamos rendir homenaje a nuestros antepasados. 

En la Sta. Misa, que se celebrará con posterioridad, se dará lectura tanto a la bendición que el Santo Padre, Benedicto XVI, ha hecho llegar a la familia con motivo de la efeméride, como a la oración de los fieles redactada para este día por el P. Vicente Mª Blanco Gamero, SJ. 

El relato al que posteriormente se dará lectura, y del que se hace eco en el día de hoy la publicación “Madrid Histórico” y los servicios informativos de ANTENA 3 TV, ha sido trasmitido por nuestros mayores, estando parcialmente reflejado al pie de un crucifijo, reliquia familiar conocida como “El dos de mayo”. Crucifijo que en estos momentos se encuentra cedido al Museo Histórico-Militar de Valencia para la exposición conmemorativa de la Guerra de la Independencia».

Seguidamente D. Javier de Torres Martínez da lectura al texto que se transcribe: 

«Este relato, que ha sido trasmitido por nuestros mayores, puede ratificarlo hoy D. Juan José de Torres Maestre, al cual se lo refirió su abuelo D. Juan José de Torres Milán, que lo oyó contar en su niñez de boca de su protagonista D. Antonio de Torres y de Uceta, abuelo suyo y natural de Madrid. 

Antonio de Torres, segundo hijo de D. Juan de Torres, hidalgo natural de Santa Cruz de la Zarza (Toledo), y de Dª. María de Uceta y Martín de Eugenio, originaria de Navahermosa (Toledo), nació en el domicilio paterno del número 10 de la madrileña calle del Peñón y fue bautizado en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor el día 22 de septiembre de 1790. 

Su padre, que falleció cuando él solo contaba cinco años de edad, tenía parientes en la Villa y Corte, en la persona de su sobrina carnal Dª Josefa de Torres y Martínez-Hidalgo (sobrina del fiscal Ordoñez del Consejo), casada con el insigne calígrafo D. Torcuato Torio de la Riva y Herrero. 

Narraba Antonio, que en la mañana del lunes dos de mayo de 1808, estando en compañía de dos de sus hermanos, (Vicente, tres años mayor que él, y una hermanita, quizá del posterior enlace de su madre con D. Francisco de León) se vieron inmersos en el levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses.

Aquella mañana los tres hermanos salen de casa y a la altura de San Justo, se ven rodeados de una muchedumbre que, avanzando desde la Plaza de la Villa, les empuja hacia la Plaza Mayor y aledaños. Al buscar una salida hacia la Puerta del Sol, tal y como estaban haciendo muchos vecinos, se topan repentinamente al llegar a la misma, con un estruendo y griterío descomunal. 

En lucha cuerpo a cuerpo los franceses ya están acometiendo salvajemente a la multitud allí concentrada. Contagiado por el patriotismo de sus paisanos, Antonio se procura el sable de un francés caído, pero sin tiempo para resolver otra cosa, dado que les acompaña su hermanita, decide ponerla a salvo y corren en dirección a una iglesia próxima, tal vez la del Buen Suceso.

Entre tanto prosigue la defensa tenaz del pueblo de Madrid. Una vez refugiados en el interior del templo, Antonio, socorrido por su hermano y utilizando la faja de uno de los dos, se apresura a sujetar y preservar a la niña en el lugar más inaccesible que encuentra. La ansiedad y el temor, pero también una gran determinación, hacen que ante la proximidad de un ataque, se dispongan sable en mano a proteger el acceso a este lugar, (que él señalaba, estaba en lo alto de una escalera).

Refería que se supo que la iglesia había sido defendida con coraje entre otros, por “los De Torres”, y que en compañía de los paisanos allí refugiados lucharon, con derroche de valor, con los soldados. Estos, momentos antes, ya habían penetrado a la bayoneta en el recinto sagrado por la entrada de la Carrera de San Jerónimo, con el propósito, como hicieron, de masacrar a las gentes que confiadamente habían buscado amparo en su interior. Cuando los franceses abandonan el lugar, Antonio y sus hermanos marchan de allí. 

Más tarde, buscado por los franceses por haber sido visto en posesión de un sable, no tuvo más alternativa que aquella triste noche, abandonar clandestinamente Madrid y el hogar de sus padres. 

Antonio de Torres, ya solo, terminó arraigándose a partir de 1812 en Villena, y tuvo su domicilio permanente en el nº 11 de la Plaza de Sta. María, como figura en el “Padrón General para Vecinos Forasteros” recogido en el año 1825. 

Ha ayudado a mantener vivos aquellos acontecimientos, la reliquia familiar conocida como “El dos de Mayo” que es una cruz de plata del siglo XVII… de 47 x 23 cm, con un pie redondo, en él se puede leer un grabado que dice: "En la mañana del día 2 de mayo de 1808 tres hermanos Torres, dos varones y una niña, participaron en los luctuosos y heroicos sucesos que tuvieron lugar en la Villa de Madrid, defendieron una iglesia y uno de ellos quitándose la faja colgó a la pequeña de una de las bóvedas para preservarla de la refriega - IN MEMORIAM -"».

Han transcurrido 200 años; cambios sociales, avatares políticos. La familia, desde la humildad y sencillez en que la postró aquel exilio, supo restaurar una dinastía de hombres de bien, juramentos de fidelidad a los principios que han conformado 1a ejecutoria de su centenaria tradición. Aportó a la sociedad personas de elevada piedad e integridad en suficiente número: Sacerdotes, patricios y hombres íntegros, suma de afanes, voluntad de fidelidad en el cumplimiento del mandato de sus mayores de ejercitar las virtudes humanas.

Incardinada en la sociedad actual, iluminada por la doctrina de 1a Iglesia, la familia De Torres reafirma su compromiso con los valores cristianos. Se reafirma también en los heroicos y beneméritos fines por los que luchó aquel día: por su nación y por su libertad y por ese «mayor bien del pueblo» que es la moralidad, latido interior, sentido de lo trascendente.


A continuación, los presentes formulan solemnemente:

- El firme compromiso de fidelidad a los valores mora­les que inspiraron secularmente su familia, iluminados por la doctrina de la Iglesia. 

- La ratificación de los fines por los que lucharon nuestros antepasados, y que se sustancian en las palabras «Nación y Libertad». 

- La reafirmación del particular compromiso para con nuestros mayores, depósito de nuestra tradición, afecto agradecido y formación de las nuevas generaciones en el respeto y la toleran­cia. 


Impetrando la ayuda de Dios y el amparo de su Santísima Madre para el cumplimiento de estos compromisos.

De lo que se deja constancia, hoy, día dos de mayo del año 2008, constituida esta reunión de miembros de la familia De Torres, que lo acuerda, asu­me y proclama unánimemente con humilde solemnidad. 


Firmas de todos los asistentes.

En memoria de su heroísmo


José Antonio Vaca de Osma, Embajador de España, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la de Jurisprudencia y Legislación.


Arturo Pérez Reverte, miembro de la Real Academia Española, sillón de la letra «T».

Ronald Fraser, eminente historiador de nuestro tiempo, profesor visitante de Historia Contemporánea de España e Historia Oral en la Universidad de California.


Nuestra divisa

NUESTRA DIVISA "IN EIUS FILIIS HABITAT" En cinta de plata con letras de sable «IN EIUS FILIIS HABITAT»

Frase en latín cuya traducción significa «Vive en sus hijos». Se desconoce porqué la familia viene usando esta divisa.

Aunque la acepción que ahora le atribuimos es más bien genealógica, queriendo indicar que algo de nuestros padres y antepasados vive en nosotros, en su origen debió proceder de algún texto del Nuevo Testamento referido a que Cristo vive en sus hijos como parece determinar el vocablo «habitat» que más allá de indicar que algo de los padres «va» en los hijos quiere señalar, como se desprende del verbo habitar, que el cuerpo es morada de Cristo.

No obstante, y en lo que podría ser la pura mística familiar, la divisa enlaza perfectamente con la arraigada costumbre, entre nosotros, de buscar ejemplos de virtudes y valores en el seno de nuestra familia en lugar de otros cuya admiración y gloria están socialmente más divulgados.

El blasón familiar

EL BLASÓN DE NUESTRA FAMILIA

Las armas que corresponden usar a nuestra familia quedan organizadas y compuestas de la siguiente manera:

En campo de azur (azul), una torre donjonada de plata, acompañada de siete cometas del mismo metal, puestas tres a la diestra, tres a la siniestra y una en punta.

Va timbrado el escudo de armas de un casco de acero bruñido, con bordura y grilletas de oro y claveteado de lo mismo, forrado de gules (rojo) y sumado de un penacho de plumas y lambrequines de azur (azul) y plata.

Nuestra divisa: En cinta de plata con letras de sable (negro): «IN EIUS FILIIS HABITAT». Estas armas mantienen su vigencia legal al haber sido certificadas, en su día, por el último Cronista Rey de Armas, en uso de la facultad que le conferían las Reales Ordenes de 17 de noviembre de 1749 y 16 de junio de 1802.

Puede tenerse como última referencia de este blasón el Protocolo 2/2001, folios 155-158, del Archivo Heráldico de D. Vicente de Cadenas y Vicent y legalizada la certificación por la Subsecretaría del Ministerio de Justicia.

La última publicación donde ha salido dibujado nuestro blasón fue en el nº 512 de la Gacetilla de Hidalgos de España correspondiente al último trimestre de 2007.

Primeras referencias del linaje



Fachada del antiguo Convento de los Trinitarios de Santa Cruz de la Zarza (Toledo),
donde profesaron antepasados nuestros.


En el año 1540 en «la Matrícula de los Parroquianos de la Iglesia de Santiago de Santa Cruz de la Zarza hecha por su Vicario Juan Cano» (AHN, OM, Caja 96, nº7) ya se cita a dos miembros de esta familia: Juan de Torres y García de Torres, ambos casados en dicha fecha. 

También sabemos que a finales del año 1574, por mandato del juez de Su Majestad, don García Páez de Sotomayor, se intentó reorganizar en Santa Cruz, el registro de las tierras de realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal. (Documento del Archivo General de Simancas, fechado en el día, veintiocho de diciembre de 1574). Por dicha orden, se determinó que todas las ventas realizadas en la villa, en los diez años anteriores a la fecha del documento, quedaran anotadas y formalmente registradas. En dicho original, (legajo compuesto por unos 285 folios manuscritos por ambas caras, con las manifestaciones de alrededor de setecientos quince vecinos de Santa Cruz, más de las dos terceras partes de su vecindario tanto del estado noble, como del pueblo llano), se manifiesta, el día 29 de enero de 1575, asentado fehacientemente ante el escribano público el registro de dos propiedades, una en litigio, pertenecientes a María García, natural de Santa Cruz de la Zarza, legítima mujer de Pedro de Torres. 

En la centuria siguiente, hay más testimonios de la permanencia de este linaje en Santa Cruz. De la misma María García y con fecha de 28 de octubre del 1603, obra su testamento. En él, perpetua la memoria de su marido, Pedro de Torres, ya difunto, y nombra herederos a sus tres hijos: María, Pedro (que en 1604, reside en la casa solar, sita en la colación de Santiago) y Miguel de Torres, por este orden.


Árbol genealógico desde Don García de Torres, fundador del linaje


Genealogía en el siglo XVI



NUESTROS ANCESTROS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO DE ORO 



Iglesia de Santiago Apóstol, Santa Cruz de la Zarza.
En su interior reposan los restos de algunos de nuestros antepasados.



En España, desde los primeros tiempos de la Reconquista, era prerrogativa Real, que en la repoblación de los nuevos territorios, los caballeros más esforzados recibieran dominios y señoríos como recompensa a victoriosos hechos de armas. Esta tradición dio lugar entre otros a la fundación de mayorazgos, vínculos y el establecimiento de casas solariegas. Uno de estos solares, perteneciente a una estirpe del linaje de los «De Torres», tuvo su cuna en la antigua villa de Santa Cruz de la Zarza (actual provincia de Toledo).

Su genealogía hunde sus raíces en el siglo XVI, y es nuestra intención exponerla aquí centrándonos en dos de sus líneas, una que con el tiempo se trasladó a la Villa y Corte de Madrid, y otra que pasó al Reino de Valencia.

Señala D. Faustino Menéndez-Pidal de Navascués en uno de sus trabajos que, de este linaje, encontramos una primera línea en Castilla la Nueva, en el territorio de la actual provincia de Guadalajara, que son descendientes de D. Ruy Sanz de Torres [1], que tuvo su solar en el valle de Utande y cuyo linaje se extendió, además, por Marchamalo, Molina de Aragón, Guadalajara, Jadraque, Cabanillas del Campo, Sigüenza, Mandayona, Pastrana y Mondéjar. 

Una segunda línea parte de la ciudad de Huete (Cuenca), de donde descendieron, los Torres de Uclés y Fuente de Pedro Naharro. También hallamos este linaje en Santa Cruz de la Zarza, Horcajo de Santiago, así como en Corral de Almaguer, Tembleque y Lillo en la provincia de Toledo. 

Como ya hemos indicado anteriormente, este linaje estableció su casa solar en la villa toledana de Santa Cruz de la Zarza. La dependencia jurisdiccional de esta población respecto del Priorato de Uclés, le proporcionó siempre una singular posición en dicho territorio. Razón por la cual, aportaremos unos breves antecedentes de interés sobre su historia. 


1. Santa Cruz de la Zarza entre la Reconquista y el Siglo de Oro.

Cuentan las crónicas, que cuando todo el territorio de esta villa, quedó definitivamente en el lado cristiano tras la reconquista de Uclés en 1157. D. Pedro Fernández de Fuenteencalada, primer Maestre de la restaurada Orden de Santiago, avanzó desde el río Tajo a la cumbre más alta, entre los lugares de Aurelia y Alharilla, y fijó allí el estandarte de la Santa Cruz. 

A partir de este momento, y probablemente entre los años 1174 y 1182, se confirma la cesión de Santa Cruz a la Orden de Santiago. En el año 1253, su Gran Maestre, Don Pelayo Pérez Correa le concedió fuero, hecho que le confirió un extensísimo término.

Era intención del Priorato de Uclés el crear allí un gran núcleo de población. Se reordenó su territorio y se le otorgaron numerosos beneficios y favores, que quedaron registrados en su «Libro de Privilegios». Durante la Baja Edad Media, la villa fue perdiendo paulatinamente su inicial carácter de población fronteriza, se amuralló el recinto urbano, y a su vez, comenzaron a elevarse las fábricas de diversos edificios civiles y religiosos (como el Palacio de la Encomienda y las iglesias de Santiago y San Miguel).

En el siglo XVI, la población de Santa Cruz experimentó un desarrollo notable. A ello contribuyó la designación en 1561 de Madrid, como capital permanente de la Monarquía. De los doscientos cuarenta vecinos censados en 1508 se pasa a trescientos cincuenta en 1525, y para 1576, época de las Relaciones de Felipe II, se refiere que:

«... Es pueblo de hasta mil vecinos y de veinte años a esta parte se ha aumentado en quinientos...».

En dicho documento se declara, además, que la villa cuenta con más de veinte casas de Ejecutoria: las de los Manrique de Lara, Haro, Chacón, Cano, Martínez-Hidalgo, Fominaya, Sánchez de Soria, Velasco, Beteta, etc.

Finalmente, ya en el siguiente siglo, en la obra de Rodrigo Méndez Silva, «Población General de España», publicada en 1675; se la describe como:

«...Villa de la Orden de Santiago, distante de Uclés cinco leguas,... esta puesta en alto sitio, fértil en vino, olorosas semillas… con mil seiscientos vecinos y dos parroquias... [Santiago y San Miguel]».


2. Las primeras referencias al linaje. 

En el año 1540 en la «Matrícula de los Parroquianos de la Iglesia de Santiago de Santa Cruz de la Zarza hecha por su Vicario Juan Cano» (AHN-OM-Caja96-nº7) ya se cita a dos miembros de esta familia: Juan de Torres y García de Torres, ambos casados en dicha fecha.

También sabemos que a finales del año 1574, por mandato del juez de Su Majestad, don Garci Páez de Sotomayor, se intentó reorganizar en Santa Cruz, el registro de las tierras de realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal. (Documento del Archivo Gral. de Simancas, fechado en 28 de diciembre de 1574).

Por dicha orden, se determinó que todas las ventas realizadas en la villa, en los diez años anteriores a la fecha del documento, quedaran anotadas y formalmente registradas. En dicho original (legajo compuesto por unos 285 folios manuscritos por ambas caras, con las manifestaciones de alrededor de 715 vecinos de Santa Cruz, más de las dos terceras partes de su vecindario, tanto del estado noble, como del pueblo llano) se manifiesta, el día 29 de enero de 1575 ante el escribano público, el registro de dos propiedades: 

  1. Una en litigio, pertenecientes a María García, natural de Santa Cruz de la Zarza, legítima mujer de Pedro de Torres. En la centuria siguiente, hay más testimonios de la permanencia de este linaje en Santa Cruz [2].  
  1. De la misma María García [4] y con fecha de 28 de octubre del año 1603, obra su Testamento. En él, perpetúa la memoria de su marido, Pedro de Torres, ya difunto, y nombra herederos a sus tres hijos: María, Pedro (que en 1604, reside en la casa solar, sita en la colación de Santiago) y Miguel de Torres, por este orden. 

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[1] Cuenta el Bachiller Alonso Núñez de Castro que la reina Doña Catalina, mujer de Enrique III, dio a Ruy Sanz de Torres las villas de Hontanares, Villanueva, Cogollor y otras heredades en el valle de Utande (Guadalajara). En el siglo XVIII los Torres poseían allí los señoríos de Urés de Pozancos y Val de Almendras, con el patronato de la capilla de Santiago en la catedral de Sigüenza. Desde Utande se extendió el linaje a otros lugares de la provincia: Marchamalo, Molina de Aragón, Guadalajara, Jadraque, Cabanillas del Campo, Sigüenza, Mandayona, Pastrana y Mondéjar. Francisco de Torres, regidor perpétuo de Guadalajara, escribió en el siglo XVII una historia de esta ciudad, y varios miembros de este linaje ingresaron como caballeros en las órdenes militares de Santiago y Calatrava en los siglos XVII y XVIII. 

Es posible que procedan del mismo tronco las familias de este apellido que se hallan en Torrelaguna, Santorcaz y Loeches (Madrid), en los siglos XVII y XVIII. De Huete (Cuenca) procedieron los Torres de Uclés y Fuente de Pedro Naharro. En la misma provincia también se halla el apellido en Horcajo de Santiago. En Uclés nació Don Tomás de Torres y Moya, que ingresó como caballero en la orden militar de Santiago en el año 1756. En Tembleque y Lillo (Toledo) existían también familias de este apellido. Por último, en la provincia de Ciudad Real, se halla el apellido De Torres en el siglo XVI, en Argamasilla de Calatrava y en el XVIII, en Puertollano. (Literal del artículo de D. Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Académico de Número de la Real Academia de la Historia). 

[2] También se halló un expediente de comienzos del siglo XVII. Un pleito (años 1634 a 1640, A.H.N, nº 21.713) de Quiteria de Torres, hija de Julián de Torres y María Jiménez, contra Francisco de Parla, todos ellos santacruceros. Contiene un dictamen del Consejo de Ordenes así como firmas autógrafas en la ratificación, de entre otros, el futuro plenipotenciario de Felipe IV en la Paz de Westfalia, don Gaspar de Bracamonte y Guzmán, Conde de Peñaranda, miembro por entonces de dicha Institución. 

[3] A.H.N. Sig.: OM-SAN JUAN DE JERUSALÉN, EXP. 25.685, Expediente de pruebas de ingreso como religioso en la orden de San Juan de Jerusalén de Miguel Pabón, natural de Santa Cruz de la Zarza, Prior de San Gil de Huete. 

[4] A.H.P. de Toledo, P.10.384, Folios 281 a 281, (Testamento).

Genealogía en los siglos XVII, XVIII y XIX


GENEALOGÍA DE LA FAMILIA EN LOS SIGLOS XVII, XVIII Y XIX


A comienzos del siglo XVII, España todavía estaba en la cumbre de su poderío, la fabulosa Edad de Oro española, resplandece en el siglo siguiente a la conquista de Méjico y Perú. Desde Flandes hasta el Mediterráneo Oriental su autoridad es respetada y sus ejércitos temidos, más la economía española no puedo resistir el esfuerzo que se ha impuesto; la inflación frena la iniciativa y provoca el estancamiento comercial, además la Monarquía Hispánica era un Imperio universal cuyos enemigos no se limitaban a una sola nación y a una religión. 

La Monarquía se veía en la necesidad de utilizar todos los recursos de la península y del imperio ultramarino, en un esfuerzo constante por mantener a lo largo de varios frentes su hegemonía. Aún así, su poderío todavía era formidable y su ejército el mejor pertrechado y más poderoso de su época. 

El aparato político y estatal articulado por los Reyes Católicos se va reforzando paulatinamente hasta convertirse en el más completo de su tiempo; la situación internacional parece garantizar que el Imperio podrá contar con largos años de paz. A la muerte de Felipe III, el Conde-Duque de Olivares, de común acuerdo con el joven Felipe IV, se propone llevar a la Monarquía al cenit de su grandeza y poder. Si no lo consigue, no es por falta de interés y diligencia en el ejercicio del gobierno, sino porque esas cualidades no bastan para tan caros proyectos. 

Y Castilla, motor del Imperio, comienza ya su declive, sacrificada en una tarea superior a sus fuerzas. Su agotamiento, la inflación y las crisis demográficas consecuencia de las terribles epidemias de peste de esta centuria, junto con los reveses militares y la ausencia de una adecuada acción política para ejecutar eficaces reformas, conducen a una decadencia que se hizo patente a partir del calamitoso año de 1640. 

La más extraordinaria monarquía de Europa se hallaba en los umbrales del derrumbamiento militar económico y moral. No obstante, la porfía de Felipe IV por conservar la mayor herencia territorial posible (pues a pesar de sus debilidades, no era falto de Inteligencia y aplicación a los asuntos de estado), permitió trasmitir a su heredero casi todo el imperio ultramarino y varias posesiones europeas. 

Regresando a Santa Cruz de la Zarza, decir que como población castellana acusa todos y cada uno de los hechos expuestos. Su demografía se resiente, en ocasiones el concejo de la villa tiene serias dificultades para hacer frente al rigor impositivo de la Hacienda Real. Aún así, en comparación con otras poblaciones limítrofes que sufren con más dureza los embates del siglo, da muestras de estar mejor preparada para afrontar el siglo siguiente. 

De María García, también obra testamento (A.H.P.de Toledo (R.10.363 Folio 482), con fecha de 28 de octubre del año 1603. En él, menciona a su marido Pedro de Torres, ya difunto, y a sus tres hijos: María, Pedro (que en 1604 vive en la colación de Santiago A.H.P. de Toledo (R.10.363 Folio 482) y Miguel de Torres (carta de obligación en 1604, A.H.P.de Toledo (R. 10.363 Folio 482 poder en 1626 A.H.P.de Toledo (R.10.363 Folio 482, testigo en 1629 A.H.P.de Toledo (R.10.363 Folio 482), por este orden.

También existe otro expediente de comienzos de dicha centuria, un pleito (años 1634 a 1640, A.H.Nacional, nº 21.713) de Quiteria de Torres, hija de Julián de Torres y María Jiménez, contra Francisco de Parla, todos ellos santacruceros. Con firmas autógrafas en la ratificación, de entre otros, la del plenipotenciario de Felipe IV en la Paz de Westfalia, D. Gaspar de Bracamonte y Guzmán, Conde de Peñaranda, miembro por entonces del Consejo de Órdenes.


G E N E A L O G Í A


1. SIMÓN DE TORRES, (*Santa Cruz de la Zarza entre 1607 y 1614), matrimonió con María Pavón, cuyo familiar Miguel Pavón, era prior de San Gil de Huete y religioso de la O.M. de San Juan de Jerusalén. En su Testamento que data de 1673, Simón de Torres manifiesta pertenecer a la «Parroquia del Sr. Santiago», donde reseña que ya están sepultadas dos generaciones de su linaje.

De su enlace matrimonial le sobreviven cuatro hijos, así como los descendientes de otros dos ya fallecidos a la fecha de su testamento, como sigue: 

1.1 Pablo, (que perteneció a la Cofradía de los Hermanos de Cristo) (se conservan compraventas de 1659 y 1660, denuncias de 1670).

1.2 Ana, difunta. 

1.3 Sebastián, (compraventa en 1660) difunto en 1668, que sigue.

1.4 Simón (compraventa de su hermano Francisco). 

1.5 Francisco. 

1.6 Alfonsa. 


1.3. SEBASTIÁN DE TORRES Y PAVÓN, (*Santa Cruz de la Zarza c.1637 +id. 1668). Su partición testamentaria establece un patrimonio de unos cuarenta mil reales, así como unas dotes para sí y su mujer de unos diez mil reales para cada uno. Matrimonió con Anastasia de la Parra.

De su enlace matrimonial nacieron dos hijos: 

1.3.1 María Ana 1.3.2 Sebastián, que sigue.  


1.3.2. SEBASTIÁN DE TORRES Y DE LA PARRA, (*Santa Cruz de la Zarza c.1663), hizo testamento en 1700, casó con Manuela López de la Caveza[1], también natural de Santa Cruz quién testó en 1743 en la misma villa.

De su enlace matrimonial le sobrevivieron cinco hijos: 

1.3.3.1 Manuela, casó con Jerónimo Ruiz, del que tuvo dos hijos: Juan Manuel y Jerónimo; y este último, a su vez, una hija llamada Teresa.

1.3.3.2 Sebastián. 

1.3.3.3 Sebastiana. 

1.3.3.4 José. 

1.3.3.5 Manuel, que sigue. 


1.3.2.5. MANUEL DE TORRES Y LÓPEZ DE LA CAVEZA, (*Santa Cruz de la Zarza 1700 +id. 1780), matrimonió con Francisca Martínez de Ocaña, nacida en 1714 y también natural de Santa Cruz de la Zarza (Declaración jurada para el Catastro del Marqués de la Ensenada -1752-, manuscrito original de Fco. López Recio en A.H.P. de Toledo -613 nº 553, Censos, compraventas, cesiones, pleitos, etc.). 

De su enlace matrimonial nacieron ocho hijos: 

1.3.3.5.1 Manuel[2] (*Santa Cruz de la Zarza 1731).

1.3.3.5.2 Mª Teresa (*Santa Cruz de la Zarza 1734) que contrajo matrimonio con el insigne calígrafo Torcuato Toribio de la Riva. 

1.3.3.5.3 Juan, que sigue. 

1.3.3.5.4 Miguel (*Santa Cruz de la Zarza 1741). 

1.3.3.5.5 José (*Santa Cruz de la Zarza 1743). 

1.3.3.5.6 Marcelina (*Santa Cruz de la Zarza 1747). 

1.3.3.5.7 Matías (*Santa Cruz de la Zarza 1751). 

1.3.3.5.8 Félix (*Santa Cruz de la Zarza 1752). 


1.3.2.5.3. JUAN DE TORRES Y MARTÍNEZ DE OCAÑA, (*Santa Cruz de la Zarza 1738), matrimonió en primeras nupcias con Vicenta López de la Cabeza, su prima en octavo grado, natural, asimismo, de Santa Cruz de la Zarza, que en el momento de efectuarse el Catastro del Marqués de la Ensenada contaba con 18 años y vivía con su padre Juan de 60; de este matrimonio se presume que no tuvo descendencia. Solicitó su legítima y se trasladó a Madrid antes de 1770, allí enviuda y contrae segundas nupcias[3] el 24.08.1786 con Dª María de Uceta y Martín de Eugenio, natural de Navahermosa (Toledo) donde aún se conserva su partida de nacimiento en 1763[4]. En el momento de contraer matrimonio Dª María es viuda de D. Antonio Salinas y vivía en la Pl. de la Cebada (Calle de la Ruda nº 1). Más tarde, cuando nace su primer hijo varón, indica en la partida de bautismo que reside con su esposo Juan de Torres en la calle del Bastero (Casa del Cura), trasladándose posteriormente al nº 10 de la calle del Peñón, a muy poca distancia de su domicilio anterior. Falleció Juan de Torres en Madrid el 27.03.1795[5], siendo inhumado en el cementerio de San Millán. 

De su segundo enlace matrimonial nacieron tres hijos: 

1.3.3.5.3.1 Vicente Ferrer Pedro[6] (*Madrid 1787).

1.3.3.5.3.2 Mauricio Antonio, que sigue. 

1.3.3.5.3.3 Jerónimo Nicolás[7] (*Madrid 1751, hijo póstumo). 


1.3.2.5.3.2. MAURICIO ANTONIO DE TORRES Y DE UCETA, (*Madrid 22.09.1790)[8], nació en el domicilio paterno de la calle del Peñón. Se le dio bautismo en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, donde contrajeron nupcias sus padres, siendo sus padrinos Dª Mariana González y D. Saturnino Leal. 

Él, su hermano Vicente y una niña, de la que no se tiene referencias, son los protagonistas de la leyenda grabada al pie de un crucifijo de plata que mantiene viva la tradición en el seno de nuestra familia y que dice: «En la mañana del día 2 de mayo de 1808 tres hermanos Torres, dos varones y una niña, participaron en los luctuosos y heroicos sucesos que tuvieron lugar en la Villa de Madrid, · defendieron una iglesia y uno de ellos quitándose la faja colgó a la pequeña · de una de las bóvedas para preservarla de la refriega -IN MEMORIAM-». 

Huyendo de la persecución desencadenada en Madrid por los franceses, Mauricio A. de Torres llegó a Villena, haciéndose llamar Antonio Torres, originándose así la confusión y el uso de un doble apellido Torres - De Torres. Documentalmente se le localiza en Villena a partir de 1812, como consta en el «Padrón General para Vecinos Forasteros» recogido por la autoridad en el año 1825, donde comunica que lleva viviendo en Villena desde hace 13 años, que es natural de la Villa y Corte de Madrid, y tiene su domicilio en la Plaza de Sta. María nº 11. Fue acogido por un zapatero quien, durante aquellos años, enseñó su oficio, matrimoniando con una de sus hijas, Isabel Gadea Rubio, aproximadamente en 1815.

De su enlace matrimonial nacieron seis hijos: 

1.3.3.5.3.2.1 Juan Ramón (*Villena 1816). 

1.3.3.5.3.2.2 Antonio José (*Villena 1817). 

1.3.3.5.3.2.3 Ana Josefa (*Villena 1820). 

1.3.3.5.3.2.4 Vicente Dionisio (*Villena 1823). 

1.3.3.5.3.2.5 José Mar (*Villena 1825). 

1.3.3.5.3.2.6 Juan, que sigue.


1.3.2.5.3.2.6. JUAN DE TORRES Y GADEA, (*Villena 17.12.1826)[9], matrimonió con Beatriz Milán Menor.

De su enlace matrimonial nacieron seis hijos: 

1.3.3.5.3.2.6.1 Antonio. 

1.3.3.5.3.2.6.2 Juan José, que sigue. 

1.3.3.5.3.2.6.3 Fernando (*Biar 1858). 

1.3.3.5.3.2.6.4 Pedro (*Biar 1863). 

1.3.3.5.3.2.6.5 Beatriz. 

1.3.3.5.3.2.6.6 Luisa.


1.3.2.5.3.2.6.2. JUAN DE TORRES Y MILÁN, (*Biar 1856) [10], matrimonió con Magdalena Parra Valdés el 10 de marzo de 1886.

De su enlace matrimonial nacieron diez hijos: 

1.3.3.5.3.2.6.2.1 Juan José[11] (*Biar 26.12.1886). 

1.3.3.5.3.2.6.2.2 José[12] (*Biar 1888). 

1.3.3.5.3.2.6.2.3 Manuel[13] (*Biar 1890). 

1.3.3.5.3.2.6.2.4 Ángel[14] (*Biar 1895), Pacifico en religión, profesó como franciscano, ofm, junto con su hermano Luis, vocación surgida al existir convento de la orden de los menores en la villa de Biar, sufrió persecución en la Guerra Civil de 1936, al finalizar esta, la orden le envió a Carcagente (Valencia) para colaborar en la puesta en funcionamiento del convento y colegio de esa localidad, a donde también sería destinado su hermano. Este último dejó recuerdo de magnifico predicador y orador. Fue Comisario de Tierra Santa y distinguido con la Cruz de la Orden de Alfonso X «El Sabio», la medalla acreditativa estuvo expuesta, hasta el año 2003, en el santuario de Ntra. Sra. de Gracia de su ciudad natal, donde tiene una calle dedicada. Falleció en el convento de Valencia (Calle de los Franciscanos 4), en su celda de gran austeridad, el 14.11.1974. Dejó recuerdo de gran modestia y humildad. 

1.3.3.5.3.2.6.2.5 Fernando[15] (*Biar 1897). 

1.3.3.5.3.2.6.2.6 Beatriz (*Biar 18.04.1899).

1.3.3.5.3.2.6.2.7 Luis[16] (*Biar 05.08.1901). Falleció el 13.10.1957, en el convento de los franciscanos en Valencia, encontrándose inundadas las calles por la riada que anegó Valencia en esas fechas, tuvo que permanecer el cuerpo en el convento hasta que el nivel de las aguas permitió trasladarlo al cementerio de la ciudad donde se encuentra enterrado. Fue magnifico predicador, muy solicitado en actos religiosos de la posguerra, sus relaciones sociales fueron magnificas y dejó recuerdo de ser hombre de inteligencia brillante. 

1.3.3.5.3.2.6.2.8 Marino, (*Biar 07.02.1893)[17], fue bautizado en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Biar el 07.02.1893[18]. Matrimonió[19], en Alicante, en la Concatedral de San Nicolás, con Josefina del Valle Sánchez (genealogía de los del Valle[20]), nacida en Saint Cru perteneciente a la ciudad Orán (Argelia), de padres nacidos también en Biar (Alicante). La fecha elegida para su matrimonio fue el 02.05.1918, al conmemorarse 110 años de la gesta histórica de sus antepasados, falleció[21] en su domicilio de Alicante, el 03.08.1986, a los 93 años, viudo.

1.3.3.5.3.2.6.2.9 Dolores (*Biar 09.12.1903). Junto con su hermana Magdalena acompañaron el destino de sus hermanos religiosos, se domiciliaron en el palacio de Cerveró, situado en la Plaza de Cisneros 4, muy próximo al convento franciscano en Valencia. Fueron de gran religiosidad. Dolores tenía los ojos claros de los Parra y era agraciada. Magdalena, delgada, enjuta y más alta tenía el físico de los De Torres, ambas al entrar en edad desarrollaron temblores que les afectaban en pequeños movimientos de cabeza y manos, imposibilitándoles firmar; de hecho, esta última exhibía un DNI, en el que el funcionario había escrito «no firma porque no puede, un Torres siempre sabe firmar». Su medio de vida eran sus intereses en Biar, donde conservaron la casa de su abuelo, y un taller de costura que acreditaron en parte su enorme su vivienda de Valencia, aún hoy, en 2007, Sor Mª Luz, religiosa en el Monasterio de la Puridad, recuerda como en el taller de Dolores y Magdalena confeccionaron su traje de Primera Comunión. Al fallecer su hermano Pacífico abandonaron el Palacio de Cerveró y marcharon a casa de sus antepasados, en su pueblo natal (Pl. del Arrabal), donde falleció, primero, Dolores y, más tarde, Magdalena, en una residencia dejando un testamento hológrafo en donde legaba sus bienes, entre ellos la mencionada casa, a los descendientes de Juan de Torres Milán por estirpes. 

1.3.3.5.3.2.6.2.10 Magdalena (*Biar 26.04.1906). Lo dicho de su hermana Dolores.


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[1] GENEALOGÍA de los LÓPEZ DE LA CAVEZA, emparentados con los DE TORRES:

1. JUAN LOPEZ DE LA CAVEZA.

1.1 Manuela López de la Caveza, matrimonió con Sebastián de Torres, falleció en 1743. 

1.2 Francisco.

1.3 Juan, que sigue.

 

1.3 JUAN LÓPEZ DE LA CAVEZA, matrimonió con Isabel Pavón. 

1.3.1 Juan, que sigue. 

1.3.2 Manuela, matrimonió con Manuel de Montes. 


1.3.1 JUAN LÓPEZ DE LA CAVEZA, nació en Santa Cruz de la Zarza en 1692 y matrimonió con Manuela Morales. 

1.3.1.1 Vicenta, que matrimonió con Francisco de Torres y Martínez de Ocaña. 

1.3.1.2 Francisca Incolaza, que tuvo de hija a María Alonso.

1.3.1.3 Juan, que sigue. 


1.3.1.3 JUAN LÓPEZ DE LA CAVEZA, nació en Santa Cruz de la Zarza y matrimonió con Josefina Jimena. 

1.3.1.3.1 Manuel.

1.3.1.3.2 Francisco. 

1.3.1.3.3 Diego. 


[2] GENEALOGÍA de los MARTÍNEZ-HIDALGO, emparentados con los DE TORRES: 

1. MANUEL MARTÍNEZ HIDALGO. 

1.1 Juan Martínez Hidalgo, nacido en Santa Cruz de la Zarza en 1729. Matrimonió con Teresa de Torres, nacida en la misma ciudad en 1734. 

1.2 Antonia Martínez Hidalgo, que sigue. 


1.2 ANTONIA MARTÍNEZ HIDALGO, nacida en Santa Cruz de la Zarza. Matrimonió con Manuel de Torres, nacido en la misma ciudad en 1731. 

1.2.1 Manuel, que sigue. 


1.2.1 MANUEL DE TORRES MARTÍNEZ-HIDALGO, nacido en Santa Cruz de la Zarza. Matrimonió con Feliciana García Alonso, nacida en la misma ciudad en 1731. 

1.2.1.1 Tomás, que sigue. 

1.3.1.2 Vicente.


1.2.1 TOMAS DE TORRES GARCÍA, nacido en Santa Cruz de la Zarza en 1812. Matrimonió con Fernanda Sánchez Talavera, nacida en la misma ciudad en 1731. 

1.2.1.1 María, nacida en Santa Cruz de la Zarza en 1845. 


[3] Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Maravillas y Stos. Justo y Pastor de Madrid, libro 26, folio 229. 

[4] GENEALOGÍA de los DE UZETA 

1. TOMÁS DE UZETA de Navahermosa (Toledo) casa con Matea Gómez, nacida en 1736. Tienen dos hijos:

1.1 Tomás, que sigue. 

1.2 Paula (*Navahermosa 1736). 


1.1 TOMÁS DE UZETA Y GÓMEZ, nacido en Navahermosa (Toledo) en 1730 y matrimonió con Josefa Martín de Eugenio. Tienen dos hijos:

1.1. María de Uzeta y Martín de Eugenio, que sigue. 


1.1.1 MARÍA DE UZETA Y MARTÍN DE EUGENIO, nacida en Navahermosa (Toledo) en 1763. Matrimonió con Juan de Torres y Martínez de Ocaña. 

[5] Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Maravillas y Stos. Justo y Pastor de Madrid, libro 26, folio 36. 

[6] Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Maravillas y Stos. Justo y Pastor de Madrid, libro de Bautismos. 

[7] Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Maravillas y Stos. Justo y Pastor de Madrid, libro 48, folio 280. 

[8] Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Maravillas y Stos. Justo y Pastor de Madrid, libro 46, folio 124 vto. 

[9] Archivo Parroquial de Sta. María de la Asunción de Villena, libro 12, folio 84 vto., nº 114. 

[10] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de defunción, Sección 2ª del Libro 07, Folio 87. 

[11] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 12, Folio 43 y certificado de defunción, Sección 3ª del Libro 35, pagina 308. 

[12] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 13, Folio 52 y Registro Civil de Valencia, certificado de defunción, Sección 3ª del Tomo 5-1, pagina 340. 

[13] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 14, Folio 50 y certificado de defunción, Sección 3ª del Libro 24, Folio 173. 

[14] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 16, Folio 179 y Registro Civil de Valencia, certificado de defunción, Sección O del Tomo 16-N, página 55 (?). 

[15] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 18, Folio 73 y Registro Civil de Alicante, certificado de defunción, Sección 3ª del Libro 10-2, página 8. 

[16] Registro Civil de Biar (Alicante), certificado de nacimiento Sección 1ª del Libro 21, Folio 76 y Registro Civil de Valencia, certificado de defunción, Sección 3 del Tomo 379-2, página 105 vto.

[17] Registro Civil de Alicante, certificado de nacimiento, Sección 1ª del Libro 15 Folio 158. 

[18] Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Biar, certificado de bautismo Libro 23, Folio 73 vto. Nº 19 y Certificación literal de inscripción de nacimiento del Registro Civil de Biar Sección 1ª Tomo 15 Folio 158. 

[19] Registro Civil de Alicante, certificado de matrimonio, Sección 2ª del Libro 50-1, folio 197. 

[20] GENEALOGÍA de los DEL VALLE, emparentados con los DE TORRES:  

1. JOSEF DEL VALLE, matrimonió en Biar el 11.02.1713 con Dª Quiteria Thomas de Almansa, hija de D. Sebastián Thomás y Dª Isabel Romero (casados en Almansa).  

1.1 Francisco, que sigue.  


1.1 FRANCES DEL VALLE THOMÁS, matrimonió en Biar con Dª Isabel Joana Martines Mora, hija de D. Joan Martínez y Dª Margarita Mora (casados en Almansa).

1.1.1 Joan Joseph Chochim (*Biar 29.07.1746). 

1.1.2 Francisco (*Biar 31.05.1748). 

1.1.3 Joan Joseph Mariano, que sigue. 

1.1.4 Francisco (*Biar 25.02.1759). 


1.1.3 JOAN JOSEPH MARIANO DEL VALLE MARTINES, nació en Biar el 12.05.1753 y matrimonió con Dª Rosa Masia Bellot, hija de D. Francisco Masiá y Manuel Bellot de Castilla. 

 1.1.3.1 Joan Joseph (*Biar 06.10.1805). 

1.1.3.2 Félix, que sigue. 


1.1.3.2 FÉLIX DEL VALLE MASIA, nació en Biar, matrimonió con Dª Angela Estevan Bellot, hija de D. Vicente Estevan Hernandes y Mariana Bellot Perpiñá.

1.1.3.2.1 Juan, nació en Biar, matrimonió en dos ocasiones. La primera, con Dª Josefa Martines (hija de D. José Martines y Dª Cecilia Sarriz?), con quien tuvo dos hijas: Josefa (*Biar 27.12.1851) y Ángela María (*Biar 14.02.1856). Y la segunda, con Dª María Molina (hija de D. José Molina y María Martínez). De estas segundas nupcias tendría un hijo: Juan ¿Cucarmón? (*Biar 21.12.1861). 

1.1.3.2.2 José nació en Biar, matrimonió en con Dª Mª Magdalena Medina (hija de D. Vicente Medina y Dª Josefa Amorós), con quien tuvo dos hijos: Cristóbal (*Biar 06.12.1853) y Ángela María (*Biar 06.03.1856).

1.1.3.2.3 Vicente (+).

1.1.3.2.4 Vicente, que sigue.


1.1.3.2.4 VICENTE DEL VALLE ESTEVAN, nació en Biar el 15.01.1824. Matrimonió en dos ocasiones. La primera, con Dª Josefa Arnau Navarro (hija de D. Diego Arnau y Dª Isabel Navarro), de donde viene nuestra estirpe. La segunda, con Dª Antonia Amorós Martínes (hija de Pedro Juan Amorós y Antonia Martines). De estas segundas nupcias tendría dos hijas: Antonia (*Biar 04.02.1861) y Mª Dolores (*Biar 25.09.1865).

1.1.3.2.4.1 Ángela (*Biar 03.12.1854).

1.1.3.2.4.2 Félix Julián, que sigue. 

1.1.3.2.4.3 Vicente (*Biar 03.02.1859). 


1.1.3.2.4.2 FÉLIX JULIÁN DEL VALLE ARNAU, nació en Biar el 23.01.1857. Matrimonió en primeras nupcias con Dª Dolores Sánchez Ferrer (de Alhama la Seca, Almería).

 1.1.3.2.4.2.1 ¿? Nació en Sant Cru (Orán) muriendo a corta edad. 

1.1.3.2.4.2.2 Josefina, que sigue.

1.1.3.2.4.2.2 JOSEFINA DEL VALLE SÁNCHEZ, nació en Saint Croix (Orán) el 22 de marzo de 1887, matrimonió en Alicante con D. Marino de Torres Parra el 02.05.1918. 

[21] Registro Civil de Alicante, certificado de defunción, Sección 3ª del Libro 56, página 250.